viernes, 15 de octubre de 2010

Years - Sylvia Plath



They enter as animals from the outer

Space of holly where spikes
Are not thoughts I turn on, like a Yogi,
But greenness, darkness so pure
They freeze and are.

O God, I am not like you
In your vacuous black,
Stars stuck all over, bright stupid confetti.
Eternity bores me,
I never wanted it.

What I love is
The piston in motion . . .
My soul dies before it.
And the hooves of the horses,
There merciless churn.

And you, great Stasis . . .
What is so great in that!
Is it a tiger this year, this roar at the door?
It is a Christus,
The awful
God-bit in him
Dying to fly and be done with it?
The blood berries are themselves, they are very still.

The hooves will not have it,
In blue distance the pistons hiss.

FELIZ CUMPLEAÑOS NIETZSCHE

Friedrich Wilhelm Nietzsche nació el 15 de octubre de 1844 en Röcken, una pequeña ciudad de la Sajonia prusiana
:)
celebrando su cumpleaños #166, comparto mis extractos favoritos de más allá del bien y el mal ..


55
Existe una larga escalera de la crueldad religiosa, que consta de numerosos peldaños; pero
tres de éstos son lo más importantes. En otro tiempo la gente sacrificaba a su dios seres
humanos, acaso precisamente aquellos a quien más amaba, [...] Después en la época moral
de la humanidad, la gente sacrificaba a su dios los instintos más fuertes que poseía, [...]
Finalmente, ¿qué quedaba todavía por sacrificar? ¿No tenía la gente que acabar
sacrificando alguna vez todo lo consolador, lo santo, lo saludable, toda esperanza, toda
creencia en una armonía oculta, en bienaventuranzas y justicias futuras?, ¿no tenía que
sacrificar a Dios mismo y, por crueldad contra sí, adorar la piedra, la estupidez, la fuerza de
gravedad, el destino, la nada? Sacrificar a Dios por la nada -este misterio paradójico de la
crueldad suprema ha quedado reservado a la generación que precisamente ahora surge en el
horizonte: todos nosotros conocemos ya algo de esto. -

292
Un filósofo: es un hombre que constantemente vive, ve, oye, sospecha, espera, sueña cosas
extraordinarias; alguien al que sus propios pensamientos le golpean como desde fuera,
como desde arriba y desde abajo, constituyendo su especie peculiar de acontecimientos y
rayos; acaso él mismo sea una tormenta que camina grávida de nuevos rayos; un hombre
fatal, rodeado siempre de truenos y gruñidos y aullidos y acontecimientos inquietantes. Un
filósofo: ay, un ser que con frecuencia huye de sí mismo, que con frecuencia tiene miedo de
sí, — pero que es demasiado curioso para no «volver a sí» una y otra vez...


294
El vicio olímpico. -A despecho de ese filósofo que, como genuino inglés, intentó crear
entre todas las cabezas que piensan una mala fama al reír — «el reír es un grave defecto de
la naturaleza humana, que toda cabeza que piensa se esforzará en superar» (Hobbes) —, yo
me permitiría incluso establecer una jerarquía de los filósofos según el rango de su risa —
hasta terminar, por arriba, en aquellos que son capaces de la carcajada áurea. Y suponiendo
que también los dioses filosofen, cosa a la que más de una conclusión me ha empujado ya
—, yo no pongo en duda que, cuando lo hacen, saben reír también de una manera
sobrehumana y nueva — ¡y a costa de todas las cosas serias! A los dioses les gustan las
burlas: parece que no pueden dejar de reír ni siquiera en las acciones sagradas.

296
¡Ay, qué sois, pues, vosotros, pensamientos míos escritos y pintados! No hace mucho
tiempo erais aún tan multicolores, jóvenes y maliciosos, tan llenos de espinas y de secretos
aromas, que me hacíais estornudar y reír — ¿y ahora? Ya os habéis despojado de vuestra
novedad, y algunos de vosotros, lo temo, estáis dispuestos a convertiros en verdades: ¡tan
inmortal es el aspecto que ellos ofrecen, tan honesto, tan aburrido, que parte el corazón! ¿Y
alguna vez ha sido de otro modo? ¿Pues qué cosas escribimos y pintamos nosotros,
nosotros los mandarines de pincel chino, nosotros los eternizadores de las cosas que se
dejan escribir, qué es lo único que nosotros somos capaces de pintar? ¡Ay, siempre
únicamente aquello que está a punto de marchitarse y que comienza a perder su perfume!
¡Ay, siempre únicamente tempestades que se alejan y se disipan, y amarillos sentimientos
tardíos! ¡Ay, siempre únicamente pájaros cansados de volar y que se extraviaron en su
vuelo, y que ahora se dejan atrapar con la mano — con nuestra mano! ¡Nosotros
eternizamos aquello que no puede ya vivir y volar mucho tiempo, únicamente cosas
cansadas y reblandecidas! Y sólo para pintar vuestra tarde, oh pensamientos míos escritos y
pintados, tengo yo colores, acaso muchos colores, muchas multicolores delicadezas y
cincuenta amarillos y grises y verdes y rojos: — pero nadie me adivina, a base de esto, qué
aspecto ofrecíais vosotros en vuestra mañana, vosotros chispas y prodigios repentinos de mi
soledad, ¡vosotros mis viejos y amados pensamientos perversos!

sábado, 9 de octubre de 2010

désolé

querida inmortalidad, que alivio saberte falsa..

poco atractivo era el infinito con esta rutinaria casería.
que cese la eternidad, que mueran los corazones,
inverosimilitud de sueños, magnesio de miedos, se les agradece,
ha sido un corto tiempo de inmensidad el compartido,
agradables todos los pensamientos que me han caminado, me han divertido, me han han..

hora de despedirnos inmortalidad, siempre supimos que tu y yo no eramos.
hora de respirar tranquilos, esto no durará para siempre-

sábado, 2 de octubre de 2010

De la crítica al programa de gotha

En el seno de una sociedad colectivista, basada en la propiedad común de los medios de producción, los productores no cambian sus productos; el trabajo invertido en los productos no se presenta aquí, tampoco, como valor de estos productos como una cualidad material, poseída por ellos, pues aquí, por oposición a lo que sucede en la sociedad capitalista, los trabajos individuales no forman ya parte integrante del trabajo común mediante un rodeo, sino directamente. La expresión “el fruto del trabajo”, ya hoy recusable por su ambigüedad, pierde así todo sentido

De lo que aquí se trata no es de una sociedad comunista que se ha desarrollado sobre su propia base, sino de una que acaba de salir precisamente de la sociedad capitalista y que, por tanto, presenta todavía en todos sus aspectos, en el económico, en el moral y en el intelectual, el sello de la vieja sociedad de cuya entraña procede. Congruentemente con esto, en ella el productor individual obtiene de la sociedad –después de hechas las obligadas deducciones– exactamente lo que ha dado. Lo que el productor ha dado a la sociedad es su cuota individual de trabajo. Así, por ejemplo, la jornada social de trabajo se compone de la suma de las horas de trabajo individual; el tiempo individual de trabajo de cada productor por separado es la parte de la jornada social de trabajo que él aporta, su participación en ella. La sociedad le entrega un bono consignando
que ha rendido tal o cual cantidad de trabajo (después de descontar lo que ha trabajado para el fondo común), y con este bono saca de los depósitos sociales de medios de consumo la parte equivalente a la cantidad de trabajo que rindió. La misma cantidad de trabajo que ha dado a la sociedad bajo una forma, la recibe de ésta bajo otra forma distinta.

Aquí reina, evidentemente, el mismo principio que regula el intercambio de mercancías, por cuanto éste es intercambio de equivalentes. Han variado la forma y el contenido, porque bajo las nuevas condiciones nadie puede dar sino su trabajo, y porque, por otra parte, nada puede ahora pasar a ser propiedad del individuo, fuera de los medios individuales de consumo. Pero, en lo que se refiere a la distribución de éstos entre los distintos productores, rige el mismo principio que en el intercambio de mercancías equivalentes: se cambia una cantidad de trabajo, bajo una forma, por otra cantidad de igual trabajo, bajo otra forma distinta.

Por eso, el derecho igual sigue siendo aquí, en principio, el derecho burgués, aunque ahora el principio y la práctica ya no se tiran de los pelos, mientras que en el régimen de intercambio de mercancías, el intercambio de equivalentes no se da más que como término medio, y no en los casos individuales. A pesar de este progreso, este derecho igual sigue llevando implícita una limitación burguesa. El derecho de los productores es proporcional al trabajo que han rendido; la igualdad, aquí, consiste en que se mide por el mismo rasero: por el trabajo.

Pero unos individuos son superiores física o intelectualmente a otros y rinden, pues, en el mismo
tiempo, más trabajo, o pueden trabajar más tiempo; y el trabajo para servir de medida tiene que determinarse en cuanto a su duración o intensidad; de otro modo deja de ser una medida. Este derecho igual es un derecho desigual para trabajo desigual. No reconoce ninguna distinción de clase, porque aquí cada individuo no es más que un obrero como los demás; pero reconoce, tácitamente, como otros tantos privilegios naturales, las desiguales aptitudes de los individuos, y, por consiguiente, la desigual capacidad de rendimiento. En el fondo es, por tanto, como todo derecho, el derecho de la desigualdad. El derecho sólo puede consistir, por su naturaleza, en la aplicación de una medida igual; pero los individuos desiguales (y no serían distintos individuos si no fuesen desiguales) sólo pueden medirse por la misma medida siempre y cuando que se les enfoque desde un punto de vista igual, siempre y cuando que se les mire solamente en un aspecto determinado; por ejemplo, en el caso concreto, sólo en cuanto obreros, y no se
vea en ellos ninguna otra cosa, es decir, se prescinda de todo lo demás. Prosigamos: unos obreros están casados y otros no; unos tienen más hijos que otros, etc. A igual trabajo y, por consiguiente, a igual participación en el fondo social de consumo, unos obtienen de hecho más que otros, etc. Para evitar todos estos inconvenientes, el derecho no tendría que ser igual, sino desigual. Pero estos defectos son inevitables en la primera fase de la sociedad comunista, tal y como brota de
la sociedad capitalista después de un largo y doloroso alumbramiento. El derecho no puede ser nunca superior a la estructura económica ni al desarrollo cultural de la sociedad por ella condicionado.

En la fase superior de la sociedad comunista, cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, y con ella, la oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués,
y la sociedad podrá escribir en su bandera: ¡De cada cual, según sus capacidades; a cada cual, según sus necesidades!


Karl Marx

Filosofía post kantiana

El idealismo después de Kant

Los filósofos que preceden a Kant son Fichte, Schelling y Hegel. Los tres tienen varias cosas en común, (1) parten de la existencia de lo absoluto, para ellos, lo absoluto es una existencia que no está sujeta a condición alguna; (2) Fitchte, Schelling y Hegel creen que este ser absoluto es de índole espiritual, sea este un pensamiento, acción, razón o espíritu, pero nunca material; (3) los tres pensadores consideran también que este absoluto espiritual es eterno, fuera del tiempo y del espacio se fenomenaliza en el tiempo y en el espacio; (4) por último, los tres pensadores siguieron con proceso filosófico a la intuición intelectual.

Fitche intuye lo absoluto bajo el “yo”, un yo general y subjetivo, no empírico, cuya esencia es la acción, la actividad. Fitche dice también que el yo absoluto para afirmarse a si mismo como actividad debe reconocer al no yo, al objeto, como termino de la actividad. Así concluye que lo absoluto se explicita en sujetos activos y objetos de la acción. Fitche también cree que el yo es plenamente lo que es únicamente cuando actúa moralmente.

Por otra parte, Schelling encuentra lo absoluto en la armonía, la identidad, la unidad sintética de los contrarios, es decir en los conceptos madres. Lo absoluto para Schelling es la unidad viviente, espiritual, dentro de la cual están como en germen todas las diversidades que conocemos en el mundo, por eso entre todo cuanto es y existe hay para Schelling una identidad fundamental y cree que todas las cosas, por muy diversas que sean se funden en una matriz idéntica de todo ser, que es lo absoluto.

Hegel por su parte, considera que lo absoluto es la razón. Él ve a la razón como un ente dinámico, no estancado en el tiempo y el espacio, si no que llena de posibilidades, como un movimiento, por lo que es más bien un razonamiento, que él llama lógica. Para Hegel, la razón es el germen de la realidad, él afirma que lo real es racional así como lo racional es real ya que no hay posición real que no tenga justificación racional. Es decir que todo lo que es, es la fenomenalización de gérmenes racionales que son parte de la razón absoluta.