viernes, 15 de octubre de 2010

FELIZ CUMPLEAÑOS NIETZSCHE

Friedrich Wilhelm Nietzsche nació el 15 de octubre de 1844 en Röcken, una pequeña ciudad de la Sajonia prusiana
:)
celebrando su cumpleaños #166, comparto mis extractos favoritos de más allá del bien y el mal ..


55
Existe una larga escalera de la crueldad religiosa, que consta de numerosos peldaños; pero
tres de éstos son lo más importantes. En otro tiempo la gente sacrificaba a su dios seres
humanos, acaso precisamente aquellos a quien más amaba, [...] Después en la época moral
de la humanidad, la gente sacrificaba a su dios los instintos más fuertes que poseía, [...]
Finalmente, ¿qué quedaba todavía por sacrificar? ¿No tenía la gente que acabar
sacrificando alguna vez todo lo consolador, lo santo, lo saludable, toda esperanza, toda
creencia en una armonía oculta, en bienaventuranzas y justicias futuras?, ¿no tenía que
sacrificar a Dios mismo y, por crueldad contra sí, adorar la piedra, la estupidez, la fuerza de
gravedad, el destino, la nada? Sacrificar a Dios por la nada -este misterio paradójico de la
crueldad suprema ha quedado reservado a la generación que precisamente ahora surge en el
horizonte: todos nosotros conocemos ya algo de esto. -

292
Un filósofo: es un hombre que constantemente vive, ve, oye, sospecha, espera, sueña cosas
extraordinarias; alguien al que sus propios pensamientos le golpean como desde fuera,
como desde arriba y desde abajo, constituyendo su especie peculiar de acontecimientos y
rayos; acaso él mismo sea una tormenta que camina grávida de nuevos rayos; un hombre
fatal, rodeado siempre de truenos y gruñidos y aullidos y acontecimientos inquietantes. Un
filósofo: ay, un ser que con frecuencia huye de sí mismo, que con frecuencia tiene miedo de
sí, — pero que es demasiado curioso para no «volver a sí» una y otra vez...


294
El vicio olímpico. -A despecho de ese filósofo que, como genuino inglés, intentó crear
entre todas las cabezas que piensan una mala fama al reír — «el reír es un grave defecto de
la naturaleza humana, que toda cabeza que piensa se esforzará en superar» (Hobbes) —, yo
me permitiría incluso establecer una jerarquía de los filósofos según el rango de su risa —
hasta terminar, por arriba, en aquellos que son capaces de la carcajada áurea. Y suponiendo
que también los dioses filosofen, cosa a la que más de una conclusión me ha empujado ya
—, yo no pongo en duda que, cuando lo hacen, saben reír también de una manera
sobrehumana y nueva — ¡y a costa de todas las cosas serias! A los dioses les gustan las
burlas: parece que no pueden dejar de reír ni siquiera en las acciones sagradas.

296
¡Ay, qué sois, pues, vosotros, pensamientos míos escritos y pintados! No hace mucho
tiempo erais aún tan multicolores, jóvenes y maliciosos, tan llenos de espinas y de secretos
aromas, que me hacíais estornudar y reír — ¿y ahora? Ya os habéis despojado de vuestra
novedad, y algunos de vosotros, lo temo, estáis dispuestos a convertiros en verdades: ¡tan
inmortal es el aspecto que ellos ofrecen, tan honesto, tan aburrido, que parte el corazón! ¿Y
alguna vez ha sido de otro modo? ¿Pues qué cosas escribimos y pintamos nosotros,
nosotros los mandarines de pincel chino, nosotros los eternizadores de las cosas que se
dejan escribir, qué es lo único que nosotros somos capaces de pintar? ¡Ay, siempre
únicamente aquello que está a punto de marchitarse y que comienza a perder su perfume!
¡Ay, siempre únicamente tempestades que se alejan y se disipan, y amarillos sentimientos
tardíos! ¡Ay, siempre únicamente pájaros cansados de volar y que se extraviaron en su
vuelo, y que ahora se dejan atrapar con la mano — con nuestra mano! ¡Nosotros
eternizamos aquello que no puede ya vivir y volar mucho tiempo, únicamente cosas
cansadas y reblandecidas! Y sólo para pintar vuestra tarde, oh pensamientos míos escritos y
pintados, tengo yo colores, acaso muchos colores, muchas multicolores delicadezas y
cincuenta amarillos y grises y verdes y rojos: — pero nadie me adivina, a base de esto, qué
aspecto ofrecíais vosotros en vuestra mañana, vosotros chispas y prodigios repentinos de mi
soledad, ¡vosotros mis viejos y amados pensamientos perversos!

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